Grupos y disidencias

Autor: Sandras

El nacimiento, ese primer minuto en el que pasamos de un entorno semioscuro, lleno de sonidos rítmicos, seguro y líquido a ser zarandeados para inspirar aire, que ligero e invisible llena nuestros pulmones. Ese primer instante se empieza a pertenecer a una cultura, a un grupo, y se nos clasifica como femenino o masculino por nuestro cuerpo. Si hay alguna duda la medicina querrá solucionarla deprisa, no tiene que haber ambigüedades incómodas, es muy importante planificar toda la vida social presente y futura en base al sexo de la criatura recién llegada.   A partir de este momento se le asignarán unos roles o reglas de comportamiento y una educación para definir a le individuo como parte de un todo social concreto.

El grupo crea así ese entorno seguro, estableciendo unas reglas a seguir por todos sus integrantes. La persona lo es, no solo biológicamente sino también por pertenecer a una determinada cultura social. Ese “hogar” construido durante generaciones tiene la función de proteger a le individuo de cualquier incertidumbre vital o emocional. Así como femenino tenemos asignados unos roles y como masculino otros. ¿Qué puede suceder? Cuando le individuos no se encuentra del todo encajado en este pensamiento social, al encontrar disonancias entre lo que se le dice que debe ser y lo que siente a través de su experiencia personal.  La consecuencia es la aparición de la incertidumbre, la pérdida de referentes en los que poderse identificar, así le individuo está perdido o equivocado, hay que recuperarlo o apartarlo de los demás. Recuperarlo es tratar sus dudas como enfermedad, la medicina vuelve como salvadora de lo que debe ser cada miembro de la sociedad, y también puede solucionarlo las creencias religiosas. Ambas, la medicina y las creencias, tienen la misión de restablecer el orden, el equilibrio. Si le individuo se resiste, entonces hay que aislarlo, invisibilizarlo, borrarlo. Les individuos fuera de las normas sociales incomodan a los que si las siguen, porque les obligan a buscar respuestas a preguntas que ni siquiera se habían planteado por sí mismos.

Cadena Aviador, Barcelona, ​​Tibidabo, Parque Temático, España

El ser humano es un animal social y sabe que para sobrevivir tiene que organizarse en grupos. Cuando varios individuos coinciden en sus preguntas y sus dudas pueden a su vez crear una alternativa a la visión general. Esa alternativa provoca incertidumbres pero al mismo tiempo estabilidad para los que la promueven, ya que no se sienten solos. Los vínculos entre los miembros de estos grupos pueden ser a muchos niveles desde el emocional al ideológico. Su misión es reconocerse entre ellos y crear un discurso que acerque los diferentes puntos de vista. Los grupos se organizan y acaban reproduciendo la misma ideología de las sociedades de las que provienen. Tienden a homogeneizarse, al compartir unos mismos ideales, si existen  diferencias pueden formarse subgrupos que complementan matizando al grupo general, o disidentes que no han sabido o no han podido encajar en él. Los grupos se pueden crear para modificar el pensamiento general de la cultura social de la que provienen, o contraponerse a ésta, intentando sustituirla. Por tanto, el grupo organizado a partir de la disidencia de la cultura social preestablecida, se acaba convirtiendo en una cultura social “alternativa” con patrones de conducta similares y solo ligeramente distintos a los de sus predecesores. Los grupos para sobrevivir deberían ser revisados constantemente para evolucionar con les individuos que los forman, pero como estructura que busca la estabilidad tiende a la inmovilidad y al conservadurismo, si algo funciona para qué cambiarlo. El equilibrio entre la renovación y estabilidad ayuda a avanzar más y retroceder menos, es un ciclo que se repite tanto a gran escala como en pequeña, crear-estabilizar-evolucionar, todas estas fases son necesarias pero no significa que deban ser violentas o destructivas, ni que tenga que acabar dañado ningún individuo que forma parte del grupo o de los otros grupos. Evolucionar para volver a crear no es empezar de cero, sino renacer para adaptarse a las evolución de las ideas de los miembros del grupo, un niño cuando nace lleva todo la historia de su familia en sus genes y está atento a aprender de ellos. La evolución de las sociedades culturales es muy lenta y frustrante para une individuo solo, pero menos si está en grupos organizados, sin olvidar que hay diferencias entre les que lo forman. En el momento que abandonamos el útero nos sentimos soles e inseguros y toda nuestra vida es encontrar esa seguridad en la relación con otros, buscando la estabilidad.