El activismo se mantiene de buenas intenciones, no de buscadores de dinero

Escrito por: Citlally Villarejo

Veo con preocupación cómo se ha ido deformando la imagen del activista, y esto no es debido a un fallo en los que conozco, en los que veo trabajando aquí, puedo meter mis manos al fuego por México y por Argentina, no sólo porque su trabajo es visible, si no, también porque he colaborado con ellas (ellas, ellos, como se sientan cómodos), porque conozco de raíz los proyectos, en los cuales, cada activista aporta tiempo, aporta esfuerzo, aporta creatividad, horas sin sueño, y sus horas libres en esto, y también, aporta económicamente para las impresiones, banderas y cualquier aditamento que vean en la marcha.

Por mi parte, yo jamás cobré un solo peso de youtube, Ene y yo, en su momento, hablamos de que en dado caso que alcanzáramos la monetización del canal sería para mejorar la web, y en dado caso, aportar con cámaras, equipo de iluminación y programas de edición profesionales para los que participaran del canal, esto para dar un mayor calidad en la producción de los vídeos, tal como lo ofrecíamos en contenido. ¿En algún momento se hablo de pagar al activista? NO, porque era nuestra elección, era nuestro modo de retribuir a otros activistas asexuales lo que habían significado en nuestras vidas. Estar en youtube, primer proyecto en el que participé, me significó salir del closet a todos los niveles, puesto que mi cara, mi persona, mi voz, mi habitación, mis amigos, mi ciudad, era expuesta en ese canal, vídeos por los cuales no cobre un solo peso y además, lo hice con todo el gusto y toda la mejor intención del mundo.

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Colaboré en la revista “Avenida”, donde nuestras colaboraciones (desde dibujos hasta reportajes) eran aportaciones gratuitas que enviábamos, liberando los derechos de autor y cediéndolos a la publicación, que si no mal recuerdo trabajaba con Creative Commons, lo cual, es totalmente gratuito, igual que era la distribución de la revista, nosotros como colaboradores no cobrábamos, nadie de ningún país, hasta donde llego mi participación, era por completo gratis. Colaboré un poco en la construcción del proyecto de la radio, por lo cual no cobramos nada, incluso, cada quién cómo pudo consiguió el programa que la plataforma solicitaba para transmitir, sin que nadie nos cobrará por el derecho a poner la música que decidíamos poner.

Actualmente colaboro en el blog “avenitas”, el cual está montando en WordPress, plataforma que es gratis (a menos que quieras un dominio, como cualquier otra plataforma te va a cobrar), y nuestros textos son revisados de manera gratis, no estamos pagando a ningún corrector de estilo, tampoco pagamos a un diseñador ni a ninguno de los autores, por lo cual, no se cobra por escribir ahí, ni yo como escritora publicada (“¡Basta! Cien mujeres contra la violencia de género” / “Revista Literaria Abigarrados, Dulces Pesadillas”) cobro nada por los textos colaborativos que envió, en todo caso, me siento agradecida de poder participar del blog, me siento agradecida de poder participar en la administración de estos grupos.

Recientemente hay una persona, que no, no hace activismo, puesto que claramente su intención no es informar, sino, buscar fama y dinero, ¿cobrar por hacer activismo? ¿Cobrar por qué usuarios puedan colaborar en un blog? Todo esto bajo el argumento que Facebook cobra por publicidad, pues bien, me encuentro como creadora de una página de humor, administradora de otra, con menos o más likes, y lo siento, Facebook no te cobra ni un dólar por un mínimo alcance, acá dejo los ejemplos, cuánto dura y los días en que se efectúa, aquí están los precios que se ofrecen a una página pequeña, hablo con pruebas y hablo con la verdad. El activismo jamás será un trabajo y mucho menos un modo de sacar dinero, puesto que hacer esto es una contradicción, ¿estás ofreciendo atención psicológica de calidad, hospedaje o ayuda legal como para querer cobrar a los usuarios por acceder a tus páginas, “información”, o hablar contigo? Los espacios que se abren, los espacios educativos, los espacios queer, los espacios feministas no cobran, ni tampoco pagan, el activismo se mantiene de buenas intenciones, no de buscadores de dinero.